Plan Colombia es un acuerdo bilateral constituido entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos. Se concibió en 1999 durante las administraciones del presidente colombiano Andrés Pastrana Arango y el estadounidense Bill Clinton con los objetivos específicos de generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia antinarcóticos.
El plan ha continuado bajo extensiones temporales bajo las administraciones del presidente colombiano Alvaro Uribe y los estadounidenses George W. Bush y Barack Obama.
El Plan Colombia cuenta principalmente con el apoyo del programa del gobierno estadounidense llamado Andean Counterdrug Initiative (ACI) o “Iniciativa Andina Contra las Drogas” y recibe asistencia del Foreign Military Financing (FMF) o “Financiación para Fuerzas Militares Extranjeras” del Department of Defense’s central counternarcotics account o Cuenta Central Antinarcóticos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Los objetivos de Colombia y de los Estados Unidos difieren en algunos aspectos. El principal objetivo del gobierno estadounidense es prevenir el flujo de drogas ilegales hacia los Estados Unidos, como también ayudar a Colombia a promover la paz, el desarrollo económico que a la vez contribuye a la seguridad en la región de andina. El principal objetivo de Colombia es promover la paz, el desarrollo económico, incrementar la seguridad y terminar con el tráfico ilegal de drogas. Ambos han evolucionado de lo estrictamente antinarcótico de la guerra contra las drogas a incluir aspectos de la guerra contra el terrorismo, debido a que los grupos violentos y mafias utilizan el negocio de la droga para financiar la guerra.
Desarrollo
La versión original del Plan Colombia según la ideó el presidente Andrés Pastrana en 1998, una semana después de la primera ronda de las elecciones presidenciales, consistía en un Plan Marshall para Colombia. El argumento de Pastrana fue que “la coca era un problema social cuya solución debía incluir resolución del conflicto armado; los países desarrollados deberían ayudarnos a implementar una especie de Plan Marshall para Colombia, el cual nos permitiría desarrollar grandes inversiones en el campo social, con el fin de ofrecer a nuestros campesinos alternativas diferentes a los cultivos ilícitos”.
Después de la posesión de Pastrana, uno de los nombres dados a la iniciativa fue “Plan Colombia para la Paz“, el cual según Pastrana “era un conjunto de proyectos de desarrollo alternativo que canalizarían los esfuerzos de las organizaciones multilaterales y gobiernos extranjeros hacia la sociedad colombiana”. La Ley 508 del 29 de julio de 1999 aprobó según el mandato Constitucional, el Plan Nacional de Desarrollo “Cambio para Construir la Paz 1999 – 2002’’ con el objetivo fundamental el Plan Colombia.
Pastrana viajó a los Estados Unidos y presentó el plan para su cuatrenio como presidente y cambia de nombre a su proyecto por el de “Plan Colombia”. La buena imagen ante el gobierno de los Estados Unidos, dieron lugar a una amplia colaboración entre ambos países, luego de fricciones con la anterior administración de Ernesto Samper por el Proceso 8.000. La plataforma política del presidente Pastrana se tornó en gran parte hacia la creación y activación del proceso de paz con las FARC y el ELN y la lucha antinarcóticos. Entre el 13 y el 14 de diciembre de 1999, Philip Chicola, representante del Departamento de Estado para la sección de Asuntos Andinos, se reunió secretamente en Costa Rica con el jefe de las FARC, alias Raúl Reyes.
El intercambio en materia militar entre Colombia y Estados Unidos se incrementó a partir de entonces, pasando de la cooperación exclusiva que se le daba a la Policía Nacional de Colombia, a los componentes de las Fuerzas Militares de Colombia. En diciembre de 1999, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos William Cohen y el Ministro de Defensa de Colombia, Rodrigo Lloreda, firmaron un acuerdo para incrementar la cooperación militar entre los dos países.[4]
El acuerdo creó un grupo de trabajo bilateral entre las Fuerzas Armadas de los ambos países y creó la especialización de “batallones antinarcóticos” en el Ejército de Colombia. A pesar del secuestro y muerte de tres activistas americanos que realizaban labores humanitarias con los indios U’wa en el departamento de Arauca por parte de la guerrilla de las FARC, el gobierno de Clinton continuó apoyando al gobierno Pastrana. El 11 de enero del 2000, el presidente Clinton dió a conocer oficialmente la ayuda para el Plan Colombia y que luego fue aprobado el 13 de julio del 2000.
Financiación
Entre los años 2000 y 2005, el Plan Colombia recibió US$2.800 millones de dolares, sumado a la asistencia del Departamento de Defensa promedió los US$4.500 millones de dolares. En el 2005, la Administración Bush pidió fondos adicionales al Congreso de los Estados Unidos para el Plan Colombia para adicionarle US$463 millones de dolares a traves del ACI y US$90 millones a traves del FMF.
El plan original tenía un presupuesto de $ 7 500 000 de los cuales un 51% se dedicaría desarrollo institucional y social, un 32% para combatir el narcotráfico, un 16% para revitalización social y económica y un 0,8% para apoyar los procesos de negociación política con los grupos guerrilleros. Pastrana inicialmente solicitó $ 4 864 000 provenientes de fondos colombianos (65%) y solicitó $ 2 636 000 a la comunidad internacional (35%).
La administración Clinton en Estados Unidos apoyó la iniciativa asistiendo con $ 1 300 000 y 500 miembros de personal militar para entrenamiento de las fuerzas locales. Además 500 civiles fueron enviados para apoyar las actividades de eliminación de los cultivos de coca. Esta ayuda fue una ayuda adicional a los $ 330 000 000 de ayuda militar previamente entregados a Colombia. En 2000 se destinó una suma de $ 818 000 000 y en 2001 de $ 256 000 000. Estas partidas convirtieron a Colombia en el tercer mayor receptor de ayuda de los Estados Unidos (puesto conservado hasta antes de las posteriores invasiones y ocupaciones de Afganistán e Iraq).
Aunque Colombia ha buscado apoyo adicional de la Unión Europea y otros países, con la intención de financiar el componente social del plan original, en un principio ha encontrado poca cooperación de los potenciales donantes de la ayuda debido a que estos tienen poca intención de invertir dinero en iniciativas que ellos consideran como inciertas, y además consideran que la ayuda militar que los Estados Unidos han proporcionado es indebidamente sesgada. Algunos países han enviado ayudas de unos cientos de millones de dólares (Aproximadamente $ 128 600 000, 2,3% del total) pero la mayoría evitan ser públicamente asociados con el Plan Colombia, por lo tanto las sumas recogida resultaron mucho más bajas de lo que inicialmente se había propuesto.
Guerra contra las drogas:
Aunque el Plan Colombia tiene algunos componentes que buscan fomentar la ayuda social y la reforma institucional en Colombia, la iniciativa es ampliamente considerada como un programa fundamentalmente de ayuda militar y antinarcóticos.
La justificación oficial en Estados Unidos es que este plan es parte de la Guerra contra las drogas. El Plan Colombia ha tenido un gran apoyo entre miembros del congreso de Estados Unidos, quienes argumentan que los logros de este programa incluyen la fumigación y erradicación de 1300 km² de plantaciones de coca en el 2003, lo cual ha prevenido la producción de más de 500 t métricas de cocaína, agregando que se le habría negado un ingreso de más de $ 100 000 000 a los narcotraficantes y a las organizaciones ilegales consideradas como terroristas por Colombia, Estados Unidos y la Unión Europea.
Los críticos sospechan que el Plan tiene la lucha contra las fuerzas de guerrilla del país como uno de sus principales objetivos, debido a que son grupos que ejercen gran influencia en vastas áreas del territorio del país. Algunos críticos denuncian que algunos sectores campesinos e indígenas podrían ser considerados como blancos del Plan Colombia debido a que estos reclaman reformas sociales y la protección y legalización de estos cultivos puesto que son fuente de ingreso así como también una forma de expresión cultural.
Por lo tanto denuncian que estos grupos podrían intervenir potencialmente con planes internacionales para la explotación de los recursos naturales incluyendo el petróleo (Colombia es considerado como el séptimo u octavo suministrador de petróleo a Estados Unidos, aunque estudios recientes apuntan a una reducción de las reservas actualmente conocidas, además la exploración es escasa).
De gran importancia dentro del paquete de ayudas aprobadas por el presidente Clinton es la denominada “avanzada dentro del sur de Colombia”, un área que por décadas ha sido el fuerte del movimiento guerrillero más grande de Colombia, las FARC, y es también una importante región productora de coca.
Estos fondos fueron destinados para entrenamiento y equipamiento de los nuevos batallones antinarcóticos, para la compra de helicópteros, para apoyo de inteligencia militar y para suministros para la erradicación de la coca.
Al mismo tiempo que la asistencia es denominada como ayuda antinarcóticos, muchos creen que se usa prioritariamente contra las FARC. Los que apoyan el plan argumentan que tal acción tendría sentido puesto que la diferencia entre guerrilla y traficantes de droga es cada vez menos notoria y ven lo que se podría considerar como parte de la misma cadena productiva.
En junio del 2000, Amnistía Internacional emitió un comunicado en el cual criticaba la implementación del Plan Colombia:
“El Plan Colombia se basa en un análisis que enfoca las raíces del conflicto desde el punto de vista de las drogas y la crisis de los derechos humanos e ignora completamente las responsabilidades históricas del propio estado colombiano. También ignora que las raíces profundas del conflicto están en la crisis de los derechos humanos. El Plan propone principalmente una estrategia militar para atacar los cultivos ilícitos y el tráfico de drogas a través de una sustanciosa asistencia militar a las fuerzas armadas y la policía. Los programas de desarrollo social y humanitario que el programa incluyen no alcanzan a disfrazar la naturaleza esencialmente militar del plan. Además, es aparente que el plan Colombia no es el resultado de un proceso genuino de consulta con los organizaciones no gubernamentales nacionales ni internacionales que se espera implementen los proyectos, ni con los beneficiarios de los proyectos humanitarios, de derechos humanos y de desarrollo social. Como consecuencia, el componente de derechos humanos del plan es defectuoso.“
Al final de los años 1990, Colombia fue uno de los principales recipientes de ayuda militar del hemisferio occidental y debido a su continuo conflicto interno tiene uno de los peores registros en derechos humanos, con la mayoría de las atrocidades (desde los más directamente responsables hasta los menos directamente responsables) atribuida a las fuerzas paramilitares, a los grupos guerrilleros insurgentes y a elementos de las fuerzas armadas y la policía.
Un estudio de las Naciones Unidas reportaba que elementos de las fuerzas de seguridad, que han resultado fortalecidos con el Plan Colombia y otras iniciativas, en algunas regiones continúan manteniendo relaciones próximas con grupos paramilitares, en ocasiones ayudando a organizar o participando directamente en abusos y masacres o, como se argumenta que es principalmente el caso, deliberadamente permaneciendo inactivas para prevenirlas. Los críticos del plan y de otras iniciativas de ayuda a las fuerzas armadas de Colombia señalan éstas continuas acusaciones sobre abusos para argumentar que el estado y las fuerzas militares colombianas deberían cortar todo nexo que persista con las fuerzas paramilitares ilegales, y que para ello necesitan enjuiciar las crímenes pasados de los paramilitares y de su propio personal. Los que apoyan el plan aseguran que el número y la escala de los abusos atribuidos directamente a las fuerzas del gobierno se han reducido gradual y significativamente, y argumentan que han aumentado los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y grupos paramilitares (aunque estadísticamente siguen siendo bastante inferiores en comparación con las acciones contra la guerrilla).
Resultados: Pros y Contras
Ataques a oleoductos (2001-2004) | ||||
2001 | 2002 | 2003 | 2004 | |
Oleoductos | 263 | 74 | 179 | 103 |
Oleoducto Caño Limón-Coveñas | 170 | 41 | 34 | 17 |
Fuente: Ministerio de Defensa de Colombia. |
De acuerdo a la Oficina para la Vigilancia Gubernamental (GAO) por sus siglas en inglés, el Plan Colombia no dio los resultados a seis años que inicialmente se propusieron en los gobiernos de los presidentes Pastrana y Clinton.
En cuanto a reducción de cultivos la meta era reducirlos en un 50% entre los años 2000 y 2006. Según cifres del organismo de seguridad estadounidense “Agencia Central de Inteligencia” (Central Intelligence Agency, CIA), los cultivos de amapola y la producción de heroina, sin embargo bajaron en un 50%. En el mismo lapso de tiempo, los cultivos de coca se incrementaron en un 15%, pero fue debido a que los campesinos cocaleros se movieron a zonas remotas selváticas para evitar la erradicación. Mientras que la producción de cocaina se incrementó en 4% durante el mismo periodo. De acuerdo a datos de la “Oficina Nacional para el Control de la Política de Drogas” (Office of National Drug Control Policy, ONDCP), la producción de cocaina no mantuvo el ritmo de crecimiento paralelo a los cultivos de coca debido al impacto causado por la erradicación manual y area.
Según autoridades norteamericanas, Colombia mejoró su seguridad por medio de su estrategia antinarcoticos, acciones militares y policivas, ademas de otros esfuerzos como la de programas de desmobilizacion y deserción para los grupos violentos. Entre los años 2000 y 2007, el gobierno colombiano reportó que la cifra de secuestros y homicidios se habia reducido a un tercio, mientras que los ataques a oleoductos se habian reducido a cero. La asistencia economica estadounidense a Colombia totalizó US$4.900 millones de dolares en dicho periodo con un fuerte apoyo al fortalicimiento de la mobilidad aerea, necesaria para lograr los objetivos antinarcoticos.[5]
Desplazados
Una de las consecuencias del Plan Colombia es el desplazamiento de civiles colombianos y acotores del conflicto armado como refugiados al Ecuador y a Venezuela. La Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estima que aproximadamente 180.000 colombianos han buscado refugio en el Ecuador y se han establecido en campamentos lo largo de la frontera de ese país con Colombia.
Fumigación de cultivos ilicitos
La estrategia de fumigaciones aéreas para erradicar los cultivos de coca, ha sido blanco de críticas porque además de producir daños a los cultivos lícitos, afecta la biodiversidad y tiene consecuencias de salud adversas sobre aquellas personas expuestas a los herbicidas. Según investigaciones científicas en Francia, el uso del glifosato formulado en aspersiones aéreas provoca las primeras etapas de la cancerización en las células.
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